martes, 11 de noviembre de 2008

Rutina

Ya estoy totalmente acomodada a mi vida habitual en España pero sigo echando terriblemente de menos Berlín. Es todo tan distinto. Aquí vaya por dónde vaya la gente me conoce, da igual dónde esté, pero diariamente encuentro gente conocida por casualidad. En Berlín esto no me pasaba tan a menudo, es una ciudad tan grande que para ver a alguien tienes que quedar. El hecho de que la gente te conozca tiene sus cosas buenas y malas. También me gusta ser anónima, es maravilloso caminar por debajo de la lluvia, cuando llevo ropa adecuada, me encantaba andar sin rumbo, siempre descubría sitios nuevos, lugares escondidos y además me encontraba con la gente más "rara" que yo hubiera visto nunca. Supongo que redefiní mi concepto de "raro", ya que todo lo que es para nosotros diferente suele ser denominado con esta palabra, cuando en realidad son simplemente personas que se salen de tu criterio de "normalidad", porque es eso nada más, una idea abstracta que tenemos cada uno en la cabeza. Pues bien, me encanta esa gente "rara", esos que iban hablando solos en el metro, me alegraban el día, aquel que me encontraba siempre en la misma estación de metro (rosa-luxenburg-platz) que llevaba un sombrero con un pájaro, de mentira, en la cabeza. Me gustaban los días soleados, los días grises, los días lluviosos, todos eran especiales y en todos ellos tenía anécdotas de la cotidianidad de mis días, ya que no era tal. Aquí lo cotidiano se vuelve aburrido. Allí no puede serlo, porque por mucho que sigas una rutina y monotonía, nunca haces lo mismo, y siempre encuentras "lo diferente".
Parecerá una bobada, pero echo de menos ir a probarme toda la ropa cara en el kadewe. Me encantaba. ¡Qué se le va a hacer! Irremediablemente formo parte de esta sociedad de consumo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estic totalment d'acord, açi a Altea em passa igual, tothom em coneix, tothom parlant del que fas o deixes fer, es el que tenen el pobles, les ciutats són més diferents, cadascú va a les seves coses i no parlem tant malament de la gent com fan en els pobles, i ara mateix les ciutats és algo què enveje...Bessets maca!

Anónimo dijo...

La vida es una rutina!
Se ve en las plantas, se ve en lo animales y se ve en nosotros, los animales racionales.
Para unos la rutina es rendir sin parar todos los días y para otros es seguir haciendo nada día tras día!
Pero ver y sentir que se esta viviendo una rutina es solo cuestión de la actitud que uno toma en el momento. Si uno se siente contento, curioso, activo, creativo, pensante y positivo con lo que se esta haciendo, entonces no hay algún vació interno que nos haga dudar, que nos haga sentir vivir una rutina.
A uno solo le cada intentar cambiar su propia actitud. Y para ello se necesita tener las fuerzas, resistencia y ganas suficiente para lograrlo. Pues son los pequeños de talles que hacen la diferencia y somos nosotros los que le hacemos ojos ciegos a ellos.
Y si después de todo cambio, la sensación de vacío sigue presente, pregúntate entonces, si el cambio realizado ha sido el correcto?
Lector fiel