miércoles, 18 de febrero de 2009

¿Cómo estás?

Lo cierto es que es una pregunta recurrente que todos se hacen unos a otros sin estar realmente interesados por la respuesta. Bueno, no sé si cause interés o no, pero yo voy a contestarme a mi misma porque sí (he aquí una razón contundente)
El cansancio me vence pero, antes de que mis ojos queden rendidos a la fatiga, quiero hablar de las novedades que hay en mi vida.
Por un lado, estoy haciendo algo que me encanta y apasiona. Tengo la suerte de poder estar en todo el proceso de la noticia trabajando para una televisión. Es pequeñita pero creo que eso hace que sea también más flexible y pueda realmente trabajar como una más sin casi limitaciones en cuanto a la línea editorial se refiere, además de tener la oportunidad de cubrir la noticia (junto con un cámara), locutarla y montar mis propias piezas. Horas le dedico bastantes, pero realmente vale la pena cuando ves que las cosas las haces tú y se emiten.
Si me siento así y estoy en una capital de provincia, ¿cómo sería trabajar en Madrid? Debe ser emocionante y además uno debe de sentir que realmente está siendo útil a la sociedad y que mucha de la información, en la que se es testigo desde primera línea, pueda llegar a convertirse en hechos históricos. ¡Qué bonito! ¿No?
Por otro lado, el otro día cuando fui al médico por unos problemas de dolor torácico me diagnosticaron además una leve desviación en unos huesos de la columna vertebral debido seguramente a malas posiciones. Así que nada, estoy tarada... ahora entiendo los dolores de espalda que unidos a los del pecho hicieron insoportable mi noche del viernes y, aunque dolorosa, llevadera la del sábado. Me voy a dormir no quiero seguir hablando de mis achaques y mis "dolores de la vida".

domingo, 8 de febrero de 2009

Soledad

Miro asustada a mi alrededor, estoy sola, completamente sola. En ese momento una extraña brisa atlántica me roza la cara. Todo huele a mar.
Observo el libro que descansa sobre mi mesa. Las tapas son finas y siento miedo a abrirlo. ¿Y si me decepciona? ¿Y si no era lo que yo esperaba? o aun peor... ¿y si yo no era lo que él esperaba? He de arriesgarme. Al abrirlo las páginas son suaves y delicadas, desprenden un perfume único, fragancia que me enloquece.
-¡Un libro!¡Soñé con un libro! Huele a mar
-¿El libro?-contesta una voz grave
-No aquí, ¿no huele a mar?
-¿Y el libro?
-El libro era seda, sus páginas terciopelo
-¿Qué decía?
-No sé, no pude leerlo, pero era especial
-¿Por qué?
-El libro eras tú
Los pájaros cantan y al abrir los ojos no hay nadie a mi lado. Otra vez mis sueños me la han vuelto a jugar.

Peret i Margariteta

He nacido, crecido y vivido en un entorno protegido enclavado en un área a caballo entre tradiciones y modernidad. Tradiciones porque ahí dónde he nacido las hay a montones. Desde cuentos populares, bailes autóctonos, agricultura, cocina, repostería y, por supuesto, las fiestas. Me gustaría contar un cuento que contaba siempre mi abuela materna y ahora cuando pienso en el contenido del mismo se me ponen los pelos de punta… aquí lo escribo tal y como me acuerdo pero en valenciano claro:

“Aço eren Peret i Margariteta, dos germanets que vivien amb el seu pare i la
seua madrastra. Un dia la madrastra estava fent el dinar i va enviar a
Margariteta a per jolivert. Mentres Margariteta estava fora la roïna madrastra
va asasinar a Peret i el posà en l'olla.

Quan Margariteta va
tornar li va dir que Peret no estava i quan va arribar el pare es van posar a
dinar. Quan acabaren de dinar Margariteta va anar al rebost i es va trobar amb
el cap del seu germà i s'enadonà que se l'havien menjat.

"Ay el
meu Peret!"- plorava Margariteta

"Ay el meu Peret" -repetia una i
altra volta.

Margariteta va agafar tots el osets del seu germà y
els va enterrar en el pati de casa, als pocs dies un peral va brotar de la
terra. Peret era ara un peral i per sempre Margariteta i ell estaràn junts i
aquesta mai mes tornarà a patir fam.”


Es una reconstrucción de la historia aunque puede que haya variado algunos detalles, es normal, era pequeña y soy una desmemoriada prematura o más bien padezco de una memoria demasiado selectiva. Sigo pensando que el cuento es muy sádico para contárselo a niños pequeños, puede traumar un poco.

viernes, 6 de febrero de 2009

Pensamientos desordenados sobre el paro

El otro día leía en el periódico las nuevas cifras de parados en España. Ya hemos pasado la barrera de los tres millones y hace tan sólo dos semanas el gobierno aseguraba que en ningún caso pasaría de los cuatro millones. Mentira. Ahora, unos días después ya se aplican el cuento de "donde dije digo digo Diego" y ya ven probable que suceda. Las explicaciones que se nos dan son para tontos y echan balones fuera. Las declaraciones de Zapatero y sus ministros son contradictorias. Por un lado cada cosa que dice uno, la tiene que matizar horas después otro. Sin ir más lejos, escuchaba en un programa matinal al ministro de industria Miguel Sebastián dando a entender que toda la culpa de la crisis es de los bancos. Ayer por la mañana el portavoz del gobierno, José Antonio Alonso, en una entrevista en Tele5 aseguraba que "esta es una crisis global que nos afecta a todos y que el gobierno está trabajando enérgicamente para superarlo". Además añadía un detalle que horas después tuvo que matizar Rubalcaba: "la paciencia con los bancos no es limitada".

Es cierto que la crisis es de calado internacional, pero si nos paramos a ver las cifras de paro el resto de Europa y las comparamos con España no hay por dónde cogerlo. Para dicha comparación he ojeado las cifras en el Eurostat, la oficina oficial de estadística de la Unión Europea, y los datos de diciembre del año pasado ya muestran una clara diferencia frente a nuestros vecinos.

Pero si esta crisis nos afecta a todos, ¿por qué a España le afecta más que al resto de miembros de la Unión? La verdad es que no entiendo mucho de economía y siempre cuando oigo hablar en términos económicos los datos, nombres y cifras se me hacen difíciles de entender. He observado por otro lado la quietud de los principales sindicatos españoles que es cuanto menos sospechosa.


Por otro lado, y a riesgo de mezclar un poco las cosas, esta misma mañana hablaba en el desayuno con mis padres del PER, que consiste en sistema de ayudas a los jornaleros andaluces y extremeños mediante el cual se les conceden subvenciones del Estado porque supuestamente no consiguen trabajo en el campo. Esto ha disparado, desde que se estableció en época de Felipe González, la picaresca popular ya que es algo común la firma de peonadas falsas para poder así tener derecho a cobrar. El sistema consiste en haber trabajado durante 20 días al año y se tiene derecho a cobrar durante todo el año, esto ya de por sí es escandaloso pero lo es aún más cuando personas que no han pisado el campo en su vida reciben dicha ayuda. Lo más injusto de todo es que los jornaleros del resto de España no tienen ningún derecho a dicho subsidio.


En plena crisis, cuando el gobierno de Rodríguez Zapatero nos pide que confiemos en los bancos, que compremos productos españoles para que el desempleo no siga este ritmo imparable hacia los cuatro millones, parece que Andalucía se ha convertido en un paraíso para los parados de España. Se puede cobrar el PER, el paro y a la vez, si se puede, trabajar en negro. Realmente ni José María Aznar ni Zapatero se han atrevido a regular mejor dichas ayudas, por un lado si Aznar lo hubiera hecho, se hubiera ganado todavía más antipatías en la región más poblada de España. Rodríguez Zapatero tampoco se arriesga, pero la razón principal es el miedo a que el PSOE dejara de ganar en Andalucía (cosa que lleva haciendo desde que existe la democracia en España).


Creo que hoy me he levantado obtusa y eso se refleja un poco en la entrada de hoy. La verdad es que me preocupan mucho las cifras del paro y hace una semana acabó por ponerme más nerviosa las declaraciones de Arturo Vorosque, presidente de la Cámara de Comercio de Valencia, que declaró que los pensionistas dejarían de cobrar en el año 2012.


Más allá de visiones apocalípticas, lo cierto es que el gobierno debe ponerse la pilas y reunirse con los principales partidos de la oposición y bancos para llegar a un plan consensuado. Por ahora seguimos esperando a la próxima declaración y corrección pública... ya que todo debe ser matizado.

lunes, 2 de febrero de 2009

A, comida mexicana y cocido

He pasado un día y medio en Madrid y la razón principal fue ir a ver el musical “A” de Nacho Cano. Sólo una palabra para calificar toda la obra: Absurda. Sinceramente creo que la idea que intenta transmitir es buena pero lo medios para llegar a ella son muy pero que muy disparatados. La historia además es aburrida e intenta, al igual que hizo con “Hoy no me puedo levantar”, arrancar risas con chistes fáciles que no hacen gracia. Aunque a mí no me gustó “Hoy no me puedo levantar”, al ver esta patata de “A”, he de admitir que el primer musical tenía sentido, mejor música y más divertida (y eso que me pareció aburrida y sin gracia). Nacho Cano intenta transmitir que no debemos ser codiciosos porque la codicia nos acabará destruyendo, pero a 65 euros la entrada esa enseñanza se me hace además una tomadura de pelo. Lo único bueno son algunas coreografías del final, porque la mayor parte del musical las canciones no tienen letra y sólo cantan “la la la la la”. Lo que realmente ha hecho genial Nacho Cano es incluir al final una canción suya: "Vivimos siempre juntos", de manera que la mayoría de la gente se levantó del asiento para hacer palmas y cantar, con lo que parece una estrategia para que la gente salga con buen sabor de boca después de ver tal despropósito.


Al salir del teatro no encontrábamos un sitio dónde ir a cenar y sólo veíamos restaurantes llenísimos, por lo que finalmente fuimos al restaurante de un hotel muy moderno por el centro de la capital. El restaurante conectaba de manera directa con un pub y todo estaba oscuro y ruidoso, esto unido al mal servicio de los camareros hizo que quisiéramos irnos de allí a los 20 minutos de estar sentadas. Esa noche nos topamos con unas "jornadas gastronómicas mexicanas" y decidimos probar lo que el chef Bricio Domínguez nos preparara. Si he de ser sincera no me entusiasmó ninguno de los platos pero tampoco me desagradaron, además unido todo a los inconvenientes antes descritos pues no fue muy agradable cenar allí.


Lo mejor sin discusión de Madrid ha sido ir a comer cocido al Lhardy, lo que ha hecho merecer el viaje ya que estaba buenísimo y además nos pusieron en un salón privado muy bonito.


La conclusión final: No os gastéis dinero viendo "A" pero si vais a Madrid comer un buen cocido.