domingo, 8 de febrero de 2009

Soledad

Miro asustada a mi alrededor, estoy sola, completamente sola. En ese momento una extraña brisa atlántica me roza la cara. Todo huele a mar.
Observo el libro que descansa sobre mi mesa. Las tapas son finas y siento miedo a abrirlo. ¿Y si me decepciona? ¿Y si no era lo que yo esperaba? o aun peor... ¿y si yo no era lo que él esperaba? He de arriesgarme. Al abrirlo las páginas son suaves y delicadas, desprenden un perfume único, fragancia que me enloquece.
-¡Un libro!¡Soñé con un libro! Huele a mar
-¿El libro?-contesta una voz grave
-No aquí, ¿no huele a mar?
-¿Y el libro?
-El libro era seda, sus páginas terciopelo
-¿Qué decía?
-No sé, no pude leerlo, pero era especial
-¿Por qué?
-El libro eras tú
Los pájaros cantan y al abrir los ojos no hay nadie a mi lado. Otra vez mis sueños me la han vuelto a jugar.

No hay comentarios: